Que un alumno
repita curso supone una frustración tanto personal como educativa y acarrea un
aumento de costes que puede alcanzar hasta el 60 por ciento del gasto directo
del sector público en el sistema educativo.
En España la tasa
de fracaso escolar está en el 36,6 por ciento, más del doble de la media de los
34 países que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE).
El informe “La
rentabilidad privada y fiscal de la educación en España”, elaborado por el
Observatorio sobre Capital Humano en España de BBVA Research, señala que el
fracaso escolar reduce entre 2 y 4,5 puntos porcentuales la rentabilidad
privada de estos estudios.
Un
alumno de bachillerato cuesta al Estado español 5.493 euros al año, la misma
cantidad paga por un alumno de Formación Profesional, mientras en las carreras
universitarias se reduce a 4.445 euros por estudiante. Pero, ¿cuánto cuesta que
un alumno repita curso?.
Con
una tasa de fracaso escolar del 36,6 por ciento, al Estado español le cuesta
más de 2.100 euros (un 38,6 por ciento del gasto directo) que un estudiante de
secundaria vuelva a matricularse en el mismo curso. Mucho más si se trata de
Formación Profesional, donde el coste se eleva a los 3.593 euros por curso; o
en la etapa universitaria que supera los 6.000 euros.
Datos
que proceden del informe “La rentabilidad privada y fiscal de la educación en
España”, elaborado por el Observatorio sobre Capital Humano en España de BBVA
Research, principalmente en el arco educativo de Secundaria, Formación Profesional
y Universidad.
Este
estudio establece que el fracaso escolar reduce entre 2 y 4,5 puntos
porcentuales la rentabilidad privada de estos estudios.
“Los
costes explícitos e implícitos para el erario público, incluyendo el valor
presente de la pérdida de ingresos tributarios futuros, suponen en promedio un
60 por ciento del gasto directo del sector público en el sistema educativo”, se
explica en este informe elaborado por Ángel de la Fuente, científico titular
del Instituto de Análisis Económicos del CSIC (Centro Superior de
Investigaciones Científicas), y Juan Francisco Jimeno, jefe de la división de
Investigación del Banco de España.
Ambos
autores han analizado los incentivos fiscales privados para invertir en
educación, el efecto de diversas políticas públicas sobre estos incentivos y
las implicaciones de la inversión educativa para las finanzas públicas.
Para
Ángel de la Fuente, la alta tasa de alumnos repetidores en España (36,6 por
ciento), casi el doble de la media de los 34 países que componen la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) (17,4 por
ciento), es un grave problema en el sistema educativo. “El sistema existe y
persiste, así que es sostenible, pero está claro que no funciona bien”.
En
este estudio, De la Fuente y Jimeno han calculado la tasa de rentabilidad de
los distintos ciclos educativos en varios escenarios, comenzando con una
situación hipotética en la que no hay ninguna intervención pública, añadiendo
después distintas políticas y terminando con dos escenarios sin fracaso
escolar, con el fin de cuantificar los efectos de este fenómeno sobre la
rentabilidad de la educación.
Los
autores exponen como ejemplo lo que ocurre en la Formación Profesional de
primer grado: mientras que la rentabilidad esperada en este nivel educativo es
del 9,1 por ciento para los alumnos que completan el ciclo sin repetir curso,
esta cifra se reduce hasta el 4,7 por ciento para el promedio de todos los
estudiantes, debido a la alta tasa de fracaso que hace que necesiten un 1,5
años de trabajo para completar con éxito un curso.
Conclusión:
“los beneficios generados por un curso aprobado han de compararse con 1,5 veces
los costes anuales del ciclo para calcular su rentabilidad”, explican.
En
el hipotético caso de que no hubiera fracaso escolar, De la Fuente y Jimeno
aseguran que “los resultados serían mucho más positivos, situándose por encima
del 50 por ciento en la secundaria no obligatoria y más allá del 200 por ciento
en los estudios universitarios de grado”.
En
la situación actual, con los niveles de fracaso, De la Fuente establece que, de
cada 100 euros que el Estado gasta en una plaza escolar recupera, a través de
los flujos inducidos de impuestos, del orden de un 30 por ciento. Si el alumno
consigue llegar sin repetir al primer ciclo universitario esta recuperación
llega a más de 90 ciento del dinero invertido.
Como
conclusión, los autores del informe apuntan que la permanencia en el sistema
escolar o universitario “es una inversión muy atractiva para el individuo
medio”.
Ángel
de la Fuenta y Rafael Domenech
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