El compositor
italiano Salvatore Sciarrino comenzó precoz en la música. Tal vez por eso, por
su curiosidad, por su inquietud a la hora de desarrollar esta forma de
expresión se le considera un auténtico renovador de la música contemporánea y
de su sintaxis.
El compositor
italiano considera que “la distancia entre la música clásica, tradicional y
contemporánea, no es tanta. Personalmente, pienso que es fundamental conocer
los orígenes de nuestra identidad, que encontramos en la tradición”.
Salvatore
Sciarrino compuso su primera obra a los doce años y, a los quince, estrenó su
primer concierto. Su formación es prácticamente autodidacta, lo que no le ha
impedido crecer en una difícil profesión como la música.
Precisamente, su
dedicación y estudio le ha valido el Premio Fundación BBVA Fronteras del
Conocimiento en la categoría de Música Contemporánea, según asevera el jurado
"por renovar las posibilidades de la música vocal e instrumental y por la
singularidad de sus materiales sonoros".
Sciarrino ejerció
la enseñanza en los conservatorios de Milán, Florencia y Perugia, e impartió
numerosas clases magistrales y cursos internacionales. A partir de 1982 decidió
concentrarse en el trabajo creativo y ha dedicado la mayor parte del tiempo a la
composición.
Su larga trayectoria se ha traducido en más de
180 composiciones recogidas en 70 discos. Su catálogo es excepcionalmente
amplio y variado, incluyendo desde pequeñas piezas hasta grandes obras
sinfónicas y música teatral.
El jurado del Premio Fundación BBVA Fronteras del
Conocimiento ha valorado en el creador el desarrollo de “una sintaxis nueva y
única” y que, “en el corazón de sus creaciones encuentra un modo de combinar
síntesis extrema con riqueza de detalles”.
Jürg Stenzl, profesor
de la Universidad de Salzburgo y presidente del jurado, ha subrayado que
Sciarrino no se caracteriza tanto por crear nuevos sonidos como por
"desarrollar una sintaxis que los cohesiona".
Sciarrino las
denomina sus “elaboraciones” donde
filtra y reconstruye obras creadas en base a cánones de siglos pasados y las
transforma, en ocasiones, hasta llevarlas a un surrealismo sonoro con un
significado estético radicalmente distinto de las fuentes.
Son creaciones
suyas, por ejemplo, "La terribile e spaventosa storia del Principe di
Venosa e della bella Maria" sobre música de Gesualdo; la reelaboración
para flauta sola de la "Tocata y fuga en Re menor" de Bach, para
órgano, o adaptaciones de obras de Scarlatti, Mozart, Mendelssohn o Ravel, pero
también de contemporáneos como los Beatles.
Su obra, según
Stenzl, se distingue “más por enriquecer la música contemporánea con detalles
que por los sonidos grandilocuentes. Su impacto está teniendo efecto en la
música que se hace ahora mismo, pero también en la que vendrá en este siglo”.
Al conocer el
fallo, el ganador ha comentado que su música nace del silencio y vuelve al
silencio. “A quién más le debo es a los maestros del pasado, más que a los
sonidos próximos”.
David Metzer,
profesor de Musicología en la Universidad de Yale (EE.UU.) confirma que el
autor ha explorado en sus obras "diferentes formas de modelar la relación
entre silencio y expresión, con personajes apasionados que fracturan el
silencio con gritos y estallidos, no tanto abrazando el silencio como
reaccionando frente a él".
DISTANCIAS
CORTAS.
El compositor
italiano considera que “la distancia entre la música clásica, tradicional y
contemporánea, no es tanta. Personalmente, pienso que es fundamental conocer
los orígenes de nuestra identidad, que encontramos en la tradición”.
Sciarrino se
distingue por fomentar, como el mismo explica, “una conexión entre la música y
la literatura, dado que para mí son el mismo lenguaje. La literatura es el aire
que respiramos los artistas. Yo mismo escribo teatro y textos que me sirven de
inspiración para componer”.
El premio está
dotado con 400.000 euros. La contribución de la música de nuestro tiempo y su
carácter innovador forman también de un reto del conocimiento a escala mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario