"No pierdan tiempo eligiendo el método" aconsejó el investigador principal, el Dr. Joseph Barone, profesor asociado de cirugía y urólogo pediátrico de la Escuela de Medicina UMDNJ-Robert Wood Johnson, en New Brunswick, Nueva Jersey.
"Lo más importante es que empiece con el entrenamiento de esfínteres en algún momento entre los 27 y los 32 meses", añadió.
Los defensores de cada método son inflexibles, aseguró Barone. "Pero en realidad no importa cuál sea el método usado, sino que lo haga", añadió.
El coautor del estudio Marc Colaco, estudiante de medicina de la Escuela de Medicina UMDNJ-Robert Wood Johnson, estuvo de acuerdo en que cualquiera de las dos opciones es válida.
"Se trata del tema ya debatido sobre cuál de los dos medios es mejor para el entrenamiento de esfínteres para su hijo, pero ambos dan buenos resultados", afirmó Colaco.
Su informe aparece en la edición del 29 de octubre de la revista Clinical Pediatrics.
Para realizar el estudio, los investigadores compararon los dos métodos de entrenamiento de esfínteres en niños de edades comprendidas entre los 4 y los 12 años. Un grupo de 147 niños no tuvieron problemas urinarios después del entrenamiento, mientras que el otro grupo de 58 niños tuvieron continuos problemas, como pueden ser los accidentes o la necesidad de orinar con frecuencia.
Ninguno de los métodos resultó ser más efectivo que el otro, y no se encontró ninguna relación entre el método de entrenamiento y los problemas urinarios posteriores.
El método de entrenamiento de esfínteres no es tan importante como lo es el asegurarse de no crear un ambiente traumático, afirmó la Dra. Kristin Kozakowski, uróloga pediátrica del Hospital Pediátrico de Florida.
Cualquiera de los dos métodos funciona "siempre y cuando los padres no muestren una actitud negativa, sino que den un refuerzo positivo", aseguró. "Todos los niños van a tener algún accidente".
Muchos padres usan varios métodos combinados, comentó Kozakowski, que no participó en el nuevo estudio.
"Incluso aunque los padres lo hagan lo mejor posible, algunos niños aguantan hasta el último momento. Eso es lo que más tarde crea problemas", añadió. "Es difícil saber si es por la personalidad del niño, por algo que ocurrió o por si tienen miedo al baño. Algunas de estas cosas tienen que ver con el niño y otras con el ambiente que le rodea".Kozakowski señala a los padres de que los niños normalmente lograrán el entrenamiento de esfínteres cuando estén preparados. "Los padres no deberían discutir por esto o hacer que sea una experiencia traumática, lo que podría traer problemas más adelante", aseguró.
Consejos para un entrenamiento en control de los esfínteres libre de problemas
Cuando piense que ha llegado el momento, Barone y Peter Stavinoha, psicóloga clínica del Centro Médico Pediátrico de Dallas, les ofrecen estos consejos para entrenar a los niños:
Busque señales de que está listo. Éstas incluyen mostrar interés en el baño; permanecer seco durante las siestas o durante varias horas al día; poder seguir instrucciones sencillas; poder bajarse los pantalones, y usar palabras, posturas o expresiones faciales que indiquen que tienen que ir al baño.
Coloque un sanitario para niños en el baño. Pruebe ensayar cuando crea que su bebé necesita ir al baño. Haga que se siente o se quede de pie frente al sanitario durante unos minutos varias veces al día. Lo más probable es que el bebé no lo use. Pero puede ayudarle a reconocer la urgencia de ir al año y asociarla con el sanitario.
Si su hijo se resiste, no se preocupe. Crear una batalla de voluntades sólo hará que el proceso sea innecesariamente difícil para papá o mamá. Deje el tema por unas semanas, y luego inténtelo de nuevo.
Durante el entrenamiento de esfínteres, evite preguntar: "¿Tienes que ir al baño?". Es casi seguro que le dirá que "no".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Joseph Barone, M.D., associate professor of surgery and pediatric urologist, and Marc Colaco, medical student, UMDNJ-Robert Wood Johnson Medical School, New Brunswick, N.J.; Kristin Kozakowski, M.D., pediatric urologist, Miami Children's Hospital, Miami, Fla.; Oct. 29, 2012, Clinical Pediatrics
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