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jueves, 4 de septiembre de 2014

“En Rusia, la mayoría de las personas de 60 años cobra una pensión de jubilación”


La edad de jubilación en Rusia es de 55 años para los hombres y de 60 para las mujeres, lo que convierte a estos mayores en jóvenes de la tercera edad.

Su buen estado físico, el bajo nivel de las pensiones o las ganas de seguir activos provoca que sigan en el mercado laboral una vez jubilados, algo que está permitido en ese país.

Jonas Radl, investigador del departamento de Sociología II de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), ha participado en un estudio donde analiza el fenómeno.


Diferentes generaciones de rusos pasean por Moscú / Ed Yourdon (CC BY-NC-SA 2.0).



¿Qué diferencias más importantes destacaría entre el sistema ruso de pensiones y el español?
La primera diferencia sería que el nivel de ingresos en Rusia es más bajo. El pensionista medio ruso vive con menos medios que el español. La segunda diferencia es que en Rusia la edad normal de jubilación es más baja, de 55 para las mujeres y 60 para los hombres. La mayoría de las personas de 60 años cobra una pensión. Esto provoca que se jubilen antes que aquí. No obstante, allí las ganancias que generen con otros trabajos después de jubilarse no son incompatibles con la pensión. Se pueden compatibilizar ambas cosas y muchos rusos lo hacen, si tienen ganas y la posibilidad. En el artículo hemos intentado analizar las razones.
¿Y qué diferencias habría entre la tercera edad de ese país y la del nuestro?
En Rusia tienen un poder adquisitivo más bajo lo que provoca que se tengan que ganar la vida como en España hace medio siglo: cultivando la comida, pescando o cazando para luego vender los productos en los mercadillos. Allí este tipo de prácticas son todavía más habituales que aquí. En cuanto a cuestiones demográficas, los hombres se mueren muy jóvenes. En el mundo se asocia la esperanza de vida al nivel de riqueza de un país. En Rusia hay un Producto Interior Bruto medio-alto pero, en comparación, la esperanza de vida es pésima: de 64 años en el caso de los hombres y 76 en el de las mujeres. Hay una brecha enorme de género, lo que tiene mucho que ver con el consumo de alcohol entre los varones. Comparado con España, los varones viven una media de 15 años menos.
¿De qué tres hipótesis iniciales partían en la investigación?
Nos hemos centrado en analizar qué influye en los pensionistas rusos a la hora de retirarse por completo del mercado laboral o mantenerse activos. La primera hipótesis es que trabajan por obligación de las circunstancias, porque aunque no estén todo lo sanos que debieran, es la única forma de que aumenten sus ingresos. La segunda hipótesis es que trabajan por motivación, porque les gusta su empleo, lo que además representa una fuente de ingresos. La mayoría siguen en el trabajo donde estaban antes si tienen la oportunidad, sobre todo los primeros años tras empezar a cobrar la pensión.




 
 
¿Y la tercera hipótesis?
Que no trabajan porque no pueden, porque sus perfiles no están demandados en el mercado. En la transición del mercado comunista al capitalista, en los años 90, cerraron muchas fábricas lo que expulsó del mercado laboral a muchas personas con poca cualificación o perfiles ya obsoletos, sobre todo de la industria pesada.
Estos pensionistas que necesitan trabajar pero no pueden, ¿recurren a la economía sumergida?
Probablemente. Hay estudios que muestran que la economía sumergida es bastante grande en Rusia, con lo cual, es probable que una parte de los encuestados tengan un empleo informal. Como los datos que hemos utilizado en nuestro trabajo no son oficiales, es posible que estas personas hayan contestado con sinceridad al cuestionario o que hayan desmentido ser activos por temor a ser descubiertos, pero no lo podemos saber con exactitud.
Para su estudio han utilizado 20 encuestas diferentes que van de 1991 a 2007. ¿Qué evolución han encontrado?
La gran ventaja de los datos es que el primero es de 1991, justo antes de las reformas duras de shock del mercado, con las que se introdujo el sistema capitalista de golpe. Se esperaba que, aunque fuera duro al principio, pronto se produjera una recuperación y que así la transición fuera más rápida, pero lo cierto es que esa transición duró una década. A partir del año 2000 podríamos decir que fue cuando la economía comenzó a despegar. El papel de los pensionistas en estos años fue similar al de los trabajadores: al principio bajó el empleo de todos y cuando la economía empezó a mejorar, también lo hizo la situación de los mayores, tanto en ingresos como en empleo.
Retomando las hipótesis de las que partían, ¿las han confirmado?
Sí, hemos confirmado las tres, al menos parcialmente. En cuanto a la primera, muchos pensionistas se ven obligados a volver al mercado laboral por cuestiones económicas debido a que sus trabajos son poco cualificados y perciben pocos ingresos. Al mismo tiempo, los trabajadores menos formados son más vulnerables a los factores de expulsión, como ocurría con la tercera hipótesis, que los pensionistas quieren trabajar pero no pueden por su baja cualificación. En línea con esta idea, un alto nivel de formación proporciona oportunidades a los jubilados que quieren trabajar por gusto o por la renta que genera, que era la segunda hipótesis.
Por lo tanto, la formación es el factor más decisivo a la hora de volver o no al mercado laboral.
Efectivamente. También hemos visto que el perfil de las ocupaciones de los pensionistas rusos activos ha cambiado a lo largo del tiempo. Al principio se redujo el empleo de los menos cualificados, ligado a las fábricas que cerraron, los negocios que fueron a la bancarrota y el tamaño reducido del sector público. Sin embargo, a partir del año 2000 que remontó la economía, este perfil volvió a ganar peso.
¿Qué diferencias han encontrado entre hombres y mujeres?
Las mujeres están en una peor situación porque reciben menos ingresos, aunque trabajan en una proporción parecida a los varones después de empezar a cobrar una pensión de jubilación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que para las mujeres ese momento llega cinco años antes que para los hombres.
En el estudio comparan este sistema con el de China, que siguió una transición similar. ¿Son parecidos?
Otro estudio parecido al nuestro analizó la transición china, desde la economía coordinada al capitalismo y sí, las pautas de estratificación del empleo de los mayores han sido semejantes en ambos países.
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Referencia bibliográfica: Theodore P. Gerber y Jonas Radl. "Pushed, pulled, or blocked? The elderly and the labor market in post-Soviet Russia", Social Science Research, mayo 2014, 45. DOI: 10.1016/j.ssresearch.2013.12.006.

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