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martes, 28 de enero de 2020

Rememorar la adolescencia



En su libro Límites a los Adolescentes, el psicólogo John Townsend sugiere como punto de partida para la educación de los jóvenes el rememorar uno mismo su propia adolescencia y tenerla bien presente en el momento de interactuar con ellos. Lo que sentimos, pensamos e hicimos en aquel tiempo, debe estar siempre de pie sobre nuestro hombro recordándonos al oído lo que puede estar viviendo el joven que tenemos frente a nosotros.



Sírvanos lo anterior como analogía de lo que puede ser un verdadero proceso de enseñanza-aprendizaje académico en el que el maestro no sea sólo un transmisor de información sino un verdadero guía que haga el recorrido junto a sus alumnos identificando las dudas y dificultades que él mismo vivió cuando se enfrentó al conocimiento por primera vez.



Enseñar es volver a aprender. 



Tratar de explicar algo a alguien partiendo de lo que uno sabe sin tomar bien en serio que el otro lo ignora, tiene sus riesgos. Tal vez el más común es dejarse deslumbrar por la aparente sencillez del conocimiento adquirido y olvidar que para llegar a éste hubo que recorrer un camino arduo.

Ludwig Wittgenstein, el gran filósofo alemán, enfurecía cuando sus alumnos y colegas no entendía alguna de sus ideas, que para él eran muy claras.

Quería que las captaran con la misma inmediatez con la que se le presentaban a él.

Error muy común éste de querer que la gente capte el significado de una idea por sí misma, sin necesidad de mayores explicaciones.

Tener una idea clara no quiere decir que sea fácil transmitirla ni para otros comprenderla.

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