Hablaba por lo menos ocho lenguas, incluido el egipcio (un caso excepcional entre los gobernantes), haciendo de ella un caso único en su dinastía.
Leyó y estudió las epopeyas de Homero y se formó en aritmética, geometría, medicina, astronomía… entre otras disciplinas, lo que invita a imaginársela como una mujer con un gran potencial intelectual.
Fue una mujer preparada y comprometida con su cargo al frente del reino egipcio; adelantada a su tiempo tanto en la manera de pensar como en la forma de actuar.
Su labor como gobernante se ha visto acompañada por la imagen sensual a la que ha sido vinculada (la cual muchos historiadores cuestionan hasta hoy en día) y que tiene mucho que ver con las relaciones personales que mantuvo con Julio César y con Marco Antonio, dos de los generales más poderosos del imperio romano.
Mientras que los mitos sobre Cleopatra persisten en los medios populares, aspectos importantes de su carrera pasan en gran medida desapercibidos, como su mando en las fuerzas navales, actos administrativos y publicaciones sobre la antigua medicina griega. Solo se conservan fragmentos de los escritos médicos y cosméticos atribuidos a Cleopatra, como los conservados por Galeno, como remedios para las enfermedades capilares, la calvicie y la caspa.
Cleopatra no murió por amor, como creen muchos. Al igual que Marco Antonio, que se suicidó por cuestiones de honor, ella eligió morir en lugar de sufrir la violencia de ser mostrada y avergonzada por las calles de Roma, tras su derrota ante el emperador romano, Augusto.
Atendiendo a la imagen, a la izquierda, la actriz Elizabeth Taylor, quien representó el papel de Cleopatra en el film del mismo nombre, en 1963. A la derecha, el único tallado de Cleopatra que existe con su hijo Cesarión, en el Templo de Hathor, Dendara en Egipto.
Su labor como gobernante se ha visto acompañada por la imagen sensual a la que ha sido vinculada (la cual muchos historiadores cuestionan hasta hoy en día) y que tiene mucho que ver con las relaciones personales que mantuvo con Julio César y con Marco Antonio, dos de los generales más poderosos del imperio romano.
Mientras que los mitos sobre Cleopatra persisten en los medios populares, aspectos importantes de su carrera pasan en gran medida desapercibidos, como su mando en las fuerzas navales, actos administrativos y publicaciones sobre la antigua medicina griega. Solo se conservan fragmentos de los escritos médicos y cosméticos atribuidos a Cleopatra, como los conservados por Galeno, como remedios para las enfermedades capilares, la calvicie y la caspa.
Cleopatra no murió por amor, como creen muchos. Al igual que Marco Antonio, que se suicidó por cuestiones de honor, ella eligió morir en lugar de sufrir la violencia de ser mostrada y avergonzada por las calles de Roma, tras su derrota ante el emperador romano, Augusto.
Atendiendo a la imagen, a la izquierda, la actriz Elizabeth Taylor, quien representó el papel de Cleopatra en el film del mismo nombre, en 1963. A la derecha, el único tallado de Cleopatra que existe con su hijo Cesarión, en el Templo de Hathor, Dendara en Egipto.
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