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jueves, 23 de agosto de 2012

Puebla: Replantean la misión del servicio social

° Treinta y dos estudiantes de diversas carreras vivirán en el municipio de Chignahuapan para instrumentar un modelo de atención integral para tres pequeñas comunidades
• Con el fin de dar seguimiento a aspectos que tienen que ver con la salud, producción, educación e infraestructura, algunos de los pasantes harán residencias de un año

Antes de partir a Chignahuapan, Puebla, Esther Jiménez no sabía mucho del lugar, sólo que ahí se fabrican esferas de Navidad y que en ese municipio vivirá todo un año. "Al principio mi familia no lo entendió, ¿12 meses de servicio social?, ¿permanecer ahí 24 horas al día, siete jornadas a la semana?, les pareció raro, pero pese a sus primeros reparos, al final terminaron como yo, entusiasmados por el proyecto".
A sus 23 años, está convencida de que el servicio social, como se aplica en México, debe cambiar. "Es increíble que alguien con estudios termine por sacar fotocopias o como mandadero, y que no tenga oportunidad de aplicar lo aprendido para, a partir de ello, promover cambios; por esta razón, al enterarme de que, como estudiante de Pedagogía de la FES Acatlán, podía ir a una comunidad y alfabetizar, decidí que eso era lo mío".
Esther, junto con 31 alumnos de distintas disciplinas, es parte del llamado Modelo de Atención Integral Comunitaria, un proyecto piloto propuesto por la UNAM e impulsado por la Dirección General de Orientación y Servicios Educativos (DGOSE), que busca sentar un precedente: demostrar que es posible integrar equipos multidisciplinarios que, a partir del trabajo en conjunto, den respuesta a necesidades reales de poblados pequeños.
"Queremos que nuestra labor sea palpable en el día a día de los habitantes y que no quede esto en apenas una mención en los informes que año con año dan las autoridades. Para ello, venimos pedagogas, psicólogos, abogados, médicos, enfermeras, veterinarios, arquitectos, ingenieros y trabajadores sociales... ¿Qué espero obtener de aquí a 365 días? Ese aprendizaje que deja la experiencia y que el estudio no enseña".
Acolihuia, Acoculco y Pueblo Nuevo son las comunidades donde los universitarios pasarán los siguientes meses. Los tres se localizan a aproximadamente hora y media de la cabecera municipal y se distinguen por sus vientos fríos, por su dedicación a la actividad rural y forestal y, sobre todo, por ser muy pequeños.
"Será una vida muy diferente, pero vine preparada. Traje cinco maletas con todo lo que les cupo y hubieran sido más si hubiera hecho caso a mi familia, '¿por qué no llevas más suéteres?, ¿qué tal otra cobija?'… Los que sí me traigo de ellos son dos consejos, pues antes de salir de casa me dijeron: 'siempre confía en lo que aprendiste en la escuela' y 'pórtate bien'. Les cumpliré en ambas cosas".
Poblados pequeños, impacto grande
La llegada de los jóvenes a las comunidades se dio sin grandes ceremonias, a lo mucho se les brindó, en Acolihuia, una comida en un reducido galerón, el mismo donde, de lunes a viernes, se prepara el almuerzo para quienes cursan la primaria, como parte del programa estatal Desayunos Calientes.
"No hubo anuncio oficial, pero todos nos enteramos de su arribo. Eso pasa en sitios tan chicos como éste, nada se nos escapa", comentó Sandra Macías, vecina de aquel pueblo de apenas 455 habitantes.
"No sabemos a qué vienen, confiamos en que sea para bien", añadió la mujer, al tiempo que miraba con curiosidad cómo los jóvenes descargaban maleta tras maleta.
Al respecto, Claudia Navarrete, subdirectora de Servicio Social de la DGOSE, señaló que la puesta en marcha del proyecto cristaliza un trabajo durante mucho tiempo planeado. "No se trata de venir a improvisar, sino de ofrecer un plan bien articulado que fortalezca en la comunidad aspectos de infraestructura, salud, producción y educación".
Clases de lectoescritura, asesoría legal, atención médica y consultas veterinarias son tan sólo algunas de los servicios que se brindarán de manera regular, "y si consideremos que esto se hará en sitios donde no tan fácilmente se tiene acceso a este tipo de apoyo, podemos imaginar el impacto que tendrá".
Cada uno de los jóvenes participantes tendrá una tarea específica y no todos permanecerán un año; algunos se quedarán seis meses y otros irán por lapsos de 15 días, cada tres meses.
La DGOSE, junto con la Secretaría de Salud, tiene contemplado apoyarlos no sólo con la alimentación, sino con una beca mensual, cuyo monto irá de acuerdo al tiempo que pasen ya sea en Acolihuia, Acoculco o Pueblo Nuevo, mejor conocido como Peñuelas por la gente del lugar. El municipio de Chignahupan apoyará con alojamiento y transporte.
"Con los chicos de servicio social haremos un diagnóstico de cada plan aplicado. La idea es evaluar lo realizado para ver si este modelo se puede replicar en todo el país. Si las cosas salen como se espera, el siguiente año abarcaremos más comunidades poblanas y, probablemente, Tlaxcala", agregó Navarrete.
Lejos de casa
 
Un quiosco tan colorido como el de la ciudad de Chignahuapan es difícil de encontrar. Es mudéjar y sólo hay otro de estilo similar en Zacatecas; sin embargo, es el único en México construido en alto, y esto sólo se explica porque abajo hay una fuente con todo y surtidor. "Le pusimos esto encima porque no queremos que cuando llueva el agua se nos moje", bromean los habitantes.
Fue en este icónico lugar donde los jóvenes se tomaron las últimas fotografías de grupo antes de partir a sus respectivas comunidades. "Nos comenzamos a preparar meses atrás y aprendimos a conocernos, hice amistad con muchos de ellos", expuso Víctor Emanuel Sánchez, estudiante de Veterinaria, quien añadió, "extrañaré a algunos".
El joven estará en Puebla durante seis meses, en los cuales participará en campañas de vacunación, esterilización y atención a ganado, perros y gatos.
En el mismo caso está Viviana Meléndez Maldonado, de 22 años y de Trabajo Social, a quien también le sorprendió la peculiaridad del quiosco. "No imaginé que hubiera algo así, pero es que tampoco hay mucha información en Internet. Yo estaré seis meses en Pueblo Nuevo, y aunque quise hacerme de datos sobre la localidad, nada más no pude, lo más que conseguí fue su ubicación por Google Maps".
Para personas como Essia, de Enfermería, lo más difícil será pasar tiempo lejos de sus seres queridos, por lo que entre las primeras cosas que empacó está un muñeco de peluche que su novio ganó para ella en una maquinita de supermercado, "de esas en las que manejas una garra a través de una palanquita".
Quizá en vez de traer un juguete pudo haber aprovechado ese espacio en la mochila y empacar dos suéteres más, "pero es una manera de sentirse acompañada, sobre todo para alguien como yo que viene de Veracruz y que se ha acostumbrado a tener a la familia lejos", expuso.
Sin embargo, pese a las nostalgias perceptibles desde el primer día, Claudia Navarrete aclaró que los jóvenes no estarán solos. "Vendremos a verlos seguido; de hecho, se conformó una comisión de seguimiento integrada por la DGOSE y un representante de Servicio Social de cada escuela y facultad participante. Mensualmente nos reuniremos y viajaremos a hacer evaluaciones".
De esta manera, tendrán apoyo permanente por parte de la UNAM y las autoridades locales; no obstante, Viviana sabe que deben estar listos para cualquier eventualidad, por ello tomó previsiones para casi cualquier contingencia.
"Traigo gorra para el Sol, copias del material a utilizar, camisas, playeras, chamarra e incluso estoy consciente de que quizá pase momentos difíciles al abordar temas delicados, como el machismo. Me he mentalizado para afrontar adversidades y quise anticiparme a todo escenario, aunque confieso que nunca imaginé ver una fuente techada, y mucho menos para que no se moje el agua".
 

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