La Academia Mexicana de Ciencias participa a través de dos de sus programas en una comunidad para mujeres adolescentes en el Distrito Federal
Ailine y María Esther tienen 16 años, estaban encantadas de saber que la química, al igual que otras ciencias, es útil para tomar mejores decisiones en la vida, sobre todo porque no sabían que hasta para cocinar el conocimiento de los productos es importante y que cualquier persona puede ser de alguna manera un investigador.
Al igual que miles de jóvenes, ambas participaron en el programa Domingos en la Ciencia, pero lo hicieron desde la Comunidad Femenil de Adolescentes en Conflicto con la Ley, donde se imparten conferencias de divulgación de la ciencia desde hace más de un mes, como iniciativa de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Silvia Romero, coordinadora ejecutiva del programa La Ciencia en tu Escuela, explicó que desde hace tiempo la AMC ofrece un curso de actualización docente para los pedagogos encargados de la educación de los adolescentes de la Comunidad y desde hace poco tiempo ofrecen clases de actualización en ciencias y matemáticas a las jóvenes, a partir de ahí, surgió la idea de llevar las pláticas del programa "Domingos en la Ciencia" a esta comunidad.
"Llevo trabajando tres meses con las chicas, como tienen graves deficiencias académicas, la atención debe ser casi personalizada, el cambio en ellas ha sido impactante, ahora están pensando en ir a la universidad, inclusive una de ellas me preguntó si era posible que estudiara la carrera de matemáticas", comentó Romero.
Las asesorías permiten apreciar "el avance que se logra al cubrir las lagunas que hay abajo. Hoy ellas resuelven problemas como cualquier estudiante de bachillerato".
La plática ¿Por qué estudiar química?, que escucharon el pasado fin de semana las jóvenes fue impartida por el doctor Raymundo Cea, titular del programa Domingos en la Ciencia, quien explicó que esta es la primera ocasión en todos sus años como divulgador que imparte una charla a comunidades de adolescentes que, por diversos motivos, se encuentran en un centro de este tipo.Estos jóvenes "requieren y merecen la rehabilitación, una vida digna; ver la ciencia como algo cotidiano y como una opción, lo que es muy importante", precisó Cea, especialista en química inorgánica.
"Noté a las chicas mucho más relajadas y receptivas de lo que esperaba. Hay otros públicos con los cuales es difícil trabajar, por ejemplo cuando tienes que hablar con niños de preescolar. Aquí contaba un chiste y se reían, se notaba que prestaban atención".
Raymundo Cea indicó que cualquier espacio que abra la sociedad para la divulgación estará bien, pues existe la "necesidad imperiosa de que la ciencia sea más patrimonio de todos y quitarle esa idea de que es algo difícil, complicado y exclusivo para los grandes sabios e iniciados".
Desde su creación, hace poco más de 30 años, el programa Domingos en la Ciencia ha ofrecido charlas de diversos tipos a niños, jóvenes y padres de familia de toda la República mexicana, pero principalmente en universidades, museos, centros de cultura, inclusive en el metro.
Belinda Mendoza, subdirectora de Estrategias Comunitarias de la DGTP, comentó, a su vez, que para las charlas de la AMC sean aprovechadas no sólo por las chicas internas, sino por sus familiares, se seleccionó el último domingo de cada mes.
"Acercarse a las jóvenes es complicado pues en ocasiones no tienen mucha disposición, hay cierta apatía, pero cuando se rompe la formalidad y comienzan a ver que de lo que les hablan, tiene que ver con la vida cotidiana comienzan a ser más participativas y receptivas", comentó
"Para nosotros es importante mostrarles que siempre hay que dar la oportunidad a otros para aprender, ya sea de ciencias o de cultura. Siempre es importante mostrarles que en la vida hay una gran cantidad de cosas por hacer y que tal vez a ellas ni siquiera les hubiera pasado por la cabeza esas posibilidades".
En la charla, realizada en el auditorio de usos múltiples del centro, estuvieron las 34 jóvenes que viven ahí y varios de sus familiares, quienes también participaron durante la plática, sobre todo cuando el investigador mostró ejemplos concretos del uso de la ciencia en la vida diria, ya sea para calentar los alimentos en los microondas, comprar medicamentos, bañarse o construir casas.
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