Violentos enfrentamientos se registraron entre encapuchados y la policía este jueves en Santiago, al finalizar una nueva multitudinaria marcha de estudiantes que demandan una profunda reforma del sistema de educación de Chile, en la antesala de las elecciones primarias presidenciales del 30 de junio.
Los incidentes estallaron en las inmediaciones del centro de eventos Estación Mapocho, en la zona norte del centro de Santiago, cuando un grupo de encapuchados se separó de la marcha y comenzó a lanzar piedras y bombas de tipo molotov a la policía, que en gran número resguardaba la manifestación.
Los agentes policiales recurrieron a chorros de agua y gas lacrimógeno para dispersar la manifestación, que se saldó con 30 detenidos por desórdenes, según el informe policial.
Los incidentes se trasladaron horas más tarde a la Casa Central de la Universidad de Chile, ubicada en pleno centro de Santiago, donde efectivos de la policía ingresaron sin autorización para detener a estudiantes que se manifestaban en ese lugar.
"Nosotros rechazamos esta invasión y nos solidarizamos con las demandas justas de nuestros estudiantes por una educación pública equitativa para todos los chilenos", dijo Víctor Pérez, rector de la universidad.
El incidente dejó al menos 20 universitarios heridos, informó Pérez.
Unos 55.000 manifestantes, según la Policía, y 80.000 de acuerdo con los estudiantes, iniciaron la quinta marcha estudiantil del año, en rechazo del actual sistema educativo, heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que hace imposible estudiar gratis a nivel universitario.
La marcha se desarrolló en completo orden a la largo de su extenso recorrido, que incluyó varias cuadras de la céntrica avenida Alameda.
Pero mientras se desarrollaba el acto de cierre, a un costado de la Estación Mapocho, estallaron los incidentes con la policía, tal como ha sucedido en casi todas las marchas anteriores.
Los estudiantes chilenos comenzaron en 2011 a manifestarse contra el sistema educativo, altamente segregado y con uno de los aranceles más caros del planeta a nivel universitario, producto de las reformas privatizadoras que impulsó la dictadura.
El gobierno del derechista Sebastián Piñera ha debido enfrentar casi un centenar de marchas, a las que ha respondido con ajustes parciales considerados "insuficientes" por los estudiantes, que aspiran a un sistema que garantice educación pública, gratuita y de calidad.
A semanas de que se realicen las primeras elecciones primaria, donde las dos principales coaliciones políticas del país -de derecha y centro izquierda- elegirán a sus únicos aspirantes a las elecciones presidenciales del 17 de noviembre, los estudiantes han incrementado sus manifestaciones.
Una decena de colegios y universidades públicas estaban paralizadas u ocupadas por sus alumnos, posibilitando que el tema de la reforma educacional haya convertido en ineludible de tratar para todos los candidatos.
"Creemos que es un avance el hecho de que se haya cambiado el paradigma y que se haya introducido en el debate electoral la educación gratuita", dijo a la AFP, Moisés Paredes, dirigente de los estudiantes escolares.
La exmandataria socialista y candidata a la reelección, Michelle Bachelet, que encabeza los sondeos, prometió la semana pasada que en caso de resultar electa enviaría en los primeros 100 días de su mandato una reforma para establecer la gratuidad a nivel universitario en un plazo de seis años.
Bachelet, que gobernó Chile entre 2006 y 2010, soportó durante sus primeros meses de gobierno masivas protestas de secundarios, que abogaban por hacer retornar la educación desde los municipios hasta el Estado central, cuestión que todavía no ocurre.
Las dos candidatos oficialistas, en tanto, los exministros Andrés Allamad y Pablo Longueira, son partidarios de profundizar un sistema de becas para los más pobres, pero no avanzar hacia la gratuidad universal para no beneficiar a los más ricos.
"Si Bachelet y el resto de los candidatos quieren realizar un verdadero cambio en educación, deben entender que la educación es un derecho", declaró a la AFP, Diego Vela, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica.
Vela aseveró que las marchas se mantendrán durante este año como una manera de demostrar a los partidos políticos que las protestas seguirán si el próximo gobierno chileno no atiende sus demandas.
"Nosotros no somos ingenuos, queremos hechos concretos que cambien esta realidad. La única manera de que se lograrán estos cambios es que sigamos movilizados. Todavía tenemos una institucionalidad heredada de la dictadura y que tiene unos candados que el próximo gobierno deberá quitar", afirmó Vela.
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